Las monedas virtuales o criptomonedas tienen una importancia fiscal cada vez mayor debido a la proliferación de inversiones y transacciones que se vienen realizando con ellas.
Actualmente existen numerosas inversiones basadas en esta tecnología por lo que también se habla de criptoactivos.
Es importante entender estos conceptos debido a la fiscalidad y tributación de estas inversiones, por lo que en este artículo desarrollamos los conceptos y la terminología utilizada en torno a estas nuevas inversiones cada vez más frecuentes.
La criptomoneda
La definición de criptomoneda viene en el artículo 1.5 de la Ley 10/2010, de 28 de abril, de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo como
«aquella representación digital de valor no emitida ni garantizada por un banco central o autoridad pública, no necesariamente asociada a una moneda legalmente establecida y que no posee estatuto jurídico de moneda o dinero, pero que es aceptada como medio de cambio y puede ser transferida, almacenada o negociada electrónicamente.»
Teniendo en cuenta esta definición de las monedas virtuales, la AEAT informa que las criptomonedas o tokens de pago
«se consideran, a efectos fiscales, como bienes inmateriales, computables por unidades o fracciones de unidades, que no son moneda de curso legal, que pueden ser intercambiados por otros bienes, incluyendo otras monedas virtuales, derechos o servicios, si se aceptan por la persona o entidad que transmite el bien o derecho o presta el servicio, y que pueden adquirirse o transmitirse generalmente a cambio de moneda de curso legal»
Bajo el concepto de criptomonedas tenemos los siguientes términos,
- Bitcoins: la moneda virtual más conocida y popular.
- Altcoins: concepto para referirse a las monedas alternativas creadas con una base criptográfica. Esta criptografía es un sistema que protege la información y las comunicaciones mediante algoritmos que hace a estas criptomonedas seguras e inmutables y permite operar de forma independiente en sus propias redes DLT (tecnología de registro distribuido o blockchain) lo que facilita un registro público de todas las transacciones que se realizan con la correspondiente moneda virtual.
- las stablecoins o monedas estables que son monedas virtuales diseñadas para reducir la volatilidad que se da en el bitcoin u otras criptomonedas, al estar vinculadas al valor de una o más monedas legales como el dólar o el euro, a bienes materiales como el oro o los inmuebles, o a otra criptomoneda o estar controladas mediante algoritmos que permiten mantener un precio estable.
- tokens de pago que, a diferencia de las anteriores (bitcoins o altcoins), no tienen su propia DLT o cadena de bloques por lo que requieren de otra plataforma DLT (no propia) para funcionar. Así, por ejemplo, Ethereum es una de las plataformas que permite que personas o entidades puedan crear sus propias monedas virtuales para financiar proyectos.
Los Criptoactivos
Las criptomonedas son en realidad un tipo de criptoactivos que es un concepto más amplio. Y en el mundo de los criptoactivos se suele utilizar el término token.
El token se refiere a cualquier derecho en activo digital fungible y negociable. Un token puede representar digitalmente valores, el caso de la moneda virtual, pero también derechos, es decir una propiedad, una acción, un activo financiero, etc.
Actualmente se diferencian tres tipos o categorías de Tokens o criptoactivos:
- Tokens de pago o Payment tokens, son las criptomonedas o monedas virtuales que se utilizan como medio de pago y como depósito de valor y unidad de medida operando de manera más similar al dinero de curso legal. Se negocian y pueden ser intercambiados por monedas tradicionales o virtuales en plataformas especializadas en monedas, después de su emisión.
- Tokens de seguridad o Security tokens, que son activos negociables que se mantiene para fines de inversión puesto que generalmente otorgan participación en los futuros ingresos o el aumento del valor de la entidad emisora o de un negocio.
- Tokens de utilidad o Utility tokens, que dan derecho a acceder a un servicio o recibir un producto, sin perjuicio de lo cual con ocasión de la oferta se suele hacer mención a expectativas de revalorización y de liquidez o a la posibilidad de negociarlos en mercados específicos.